Thursday, January 26, 2006

Los dramas existenciales del tigre Tony
Facundo estaba ahí, en la cocina, representando una imagen intemporal, tal como ciertos afiches de dieciocho o el cartel del Bar Capitol, descuartizado por los años de inactividad, pero igual de presente, en los días de invierno, de verano, de tristeza o de lluvia. Sí, Facundo mirando por la ventana, apenas reclinado contra ella, con la cabeza y parte del cuerpo del lado de la calle, frunciendo el ceño por el sol que le daba en la cara, una auténtica gárgola vigilando con su mirada perdida la frondosa Tomás Diago. Siempre que lo encontraban ahí, pensativo mas no taciturno, se lo encontraban comiendo lo primero que le cayera en sus garras, auxiliándose en el vacío de siete pisos, para no comer dentro de casa y subyugarse ante un mecanismo tan despótico como un plato que evitara las migas.
Esta vez eran cereales, para ser más precisos: Zucaritas. Las comía sin ninguna preocupación, sin leche como los nutricionistas aconsejan. Sin mirar sumergía la mano en la caja y extraía enormes puñados, por ocasiones su boca no podía retener todo aquel inmenso bolo alimenticio que se arrastraba viscosamente. Ya había permanecido demasiado tiempo viendo los plátanos acariciados por esos vientos extrañamente cálidos para aquel mayo. También ya tenía que descartar al cuidacoche que tomaba mate en el cordón de la vereda y unas estudiantes gritonas del Liceo Suárez. Sí, ya se habían erosionado por su mirada, por lo que recurrió a leer los prospectos de la caja de Zucaritas. “Ingredientes: Maíz descascarado y desgerminado, azúcar, sal, extracto de malta, ácido ascárbico, óxido de zinc... si tiene alguna duda comentario o sugerencia sobre este producto comuníquese con... Marca registrada de Kellogg Company, Battle Creek, Michi...”
Terminó dando con la contratapa, donde hacía referencia a aquel fanatismo siempre tan incomprensible y ajeno... deportes xtremos (sí, así de extranjera la cosa que ni siquiera era “extremo”). En la tapa, el tigre Tony parecía muy contento montando su patineta por lo menos (¿sería montando?, bueno, cómo saberlo). “Tony se sumerge en el mundo de los deportes extremos. Encuentra toda la adrenalina en el primero de los tres estuches de Zucaritas”. Sonrió y comenzó a buscar en el fondo de la caja de cereales si había algún comprimido, quizás envuelto o simplemente una tableta suelta por ahí. No, sólo cereales. “Descubrí la adrenalina”, qué quieren decir con eso. Al menos no había un comprimido de Prozac, o sería que los mismos cereales tenían en sus ingredientes alguna sustancia que desencadenara algún efecto de liberación adrenérgico hipotalámico. No, aparentemente no. “Qué forma de usar las palabras tan a la ligera, che, cuántas veces se le ha agregado adrenalina como si fuera un simple condimento, sal, azúcar, a cosas que en sí no tienen ni nunca habrían de tener”. Es decir, sólo bastaría hacer un breve zapping para encontrar un programa que mostrara a un paracaidista en plena proeza y las frases de un presentador diciendo, viví toda la adrenalina aquí, en el canal... Pero de qué adrenalina estamos hablando, se pregunta Facundo, hasta donde sé el sentarse hasta que se te duerma el culo viendo la televisión, sin importar lo que veas, de por sí puede considerarse de niveles adrenérgicos nulos. Ni siquiera sería demasiado necesario colocar electrodos o analizar el líquido cefalorraquídeo... viví toda la adrenalina, qué divague. Quizás era él, quien sabe, pero el estar leyendo esta caja de Zucaritas no sentía ninguna vasoconstricción, nada que indicara que su sistema nervioso simpático estuviera activado, ni que estuviera emocionado, mucho menos excitado. Es más, tenía unas ligeras ganas de ir al baño.
Pero después sus ojos dieron en otro de los textos de la contratapa. “Calles, muros, escaleras son los obstáculos a los que Tony se enfrenta día a día con su patineta, para sumergirse en un mundo de adrenalina sin control y así conocer el límite donde el miedo y el peligro se cruzan para hacerlo sentir vivo...”. Después de todo, capaz que no habían tantas diferencias entre él y Tony, bueno, por lo menos en sus anhelos, aunque para él una patineta tenía un uso tan indescifrable como un reactor nuclear. Tras pensarlo unos silenciosos segundos, terminó por desplomarse, como estaba fijado en su destino, ya tallado desde el momento en que comenzó a leer la caja. El primero que lo encontró fue Nacho Mollo, no muy sorprendido, cosas de Facundo. Lo miró unos segundos y se fue. En el suelo de la cocina seguía Facundo, revolcándose y casi llorando a carcajadas por lo leído, como si fuera algo que había querido hacer desde el principio, pero aguantado por las exigencias de su misma ironía. Se agarraba el estómago y sentía sus músculo faciales desgarrarse, quizás ahora sí había una cierta adrenalina, entonces por ahí la caja decía la verdad. Sí, mientras se reía pensaba “Pobre Tony, a pesar de su feliz cara de idiota tiene terribles dramas existenciales... no pensaba que un tigre en patineta tuviera una vida tan complicada”. Martín le pregunta a Nacho qué era lo que estaba sucediendo en la cocina, pero no puede decir nada, lejos de la habitación, del otro lado del apartamento se escuchan las risas de Facundo: “Para hacerlo sentir vivo... conocer el límite, qué gil, pobre Tony...”.

Escena cotidiana
Tuve un sueño, pero me olvidé cuál era. Me ha estado quemando la cabeza desde que llegué. Ellos no lo saben, pero ya me habían reservado un lugar, el lugar de siempre, nunca sabremos si es por costumbre, pero el banquillo siempre está ahí, vacío, esperando mi cuerpo grávido. ¿Era sobre un viejo?. No, no lo recuerdo, lo tengo en la punta de la mente, por no decir lengua. Aquella tipa nos ha estado mirando. Se queda conversando en el patio con otra chica que porta cartulinas y tarros de pintura. Su nariz angulosa apunta hacia nosotros una y otra vez, como una veleta desorientada por el viento. Yo soy el primero que la ve acercarse. Matías y yo vamos bajando la voz progresivamente hasta que está delante de nosotros. Enceguecidos por la resolana, una vez que levantamos la vista, tratamos de verla desde nuestros asientos, ya sabiendo a lo que nos atenemos. Comienza como era de esperarse, se dirige primero a mí, luego a Matías, obedeciendo a una escala dictada por lo que no me atrevería llamar afecto. Empieza hablando acerca de cierta bibliografía de exámenes, luego menciona unos problemas de los profesores. Ella hace como que quiere contarnos lo que nos cuenta, nosotros hacemos como que escuchamos lo que está diciendo. Es todo tan previsible. Primero se ajustará el morral contra el brazo. Después escuchará las palabras de Matías. Espera un poco más, todavía no es el momento. Hay tensión, se la siente, circula entre todos nosotros, el augurio es una pequeña bestia que repta entre todos nosotros, sentados, esposados por la inexorable conversación.Se acomoda el pelo, nos ofrece mate. Gracias, pero no tomo. Ella no se esperaba este imprevisto silencio. Todo está por terminar, a lo mejor sobrevivimos a esto, a lo mejor, a lo mejor. Sí a lo, pero zás, un paso en falso, un comentario gracioso mío y ella se zambulle en la oportunidad y como un vaquero desenfundando su Mágnum calibre 45 saca el Diario Universitario

Tuesday, January 24, 2006

Para prolongar el tema expuesto por Matías en Cadáver Exquisito:
Las palomas caminan, gorgotean, comen lo que la gente les arroja o se les cae. Cabe decir que estas palomas son palomas de ciudad. Olvidémonos de Pablo Picasso y del verde lirio en el pico, estamos hablando de Palomas Montevideanas (sí, “P” y “M”, Bloq Mayús), nada de alpiste y granos de maíz, ni siquiera pancitos arrojados por viejos. Estamos hablando de hienas de basurales que se ríen, pero entre silencios y murmullos, teñidas por la gloriosa tinta del hollín de 18, aquellas aves que no dudan en picotear una cáscara de banana, una colilla de cigarro o el ojo de un vagabundo muerto, estamos hablando de esas palomas, las ratas con alas. Sería interesante ver a niños en una placita dándole pancito a las ratas. Todas se arrimarían y treparían en los zapatos y piernas de los niños emitiendo sus chillidos, se meterían dentro de su pantalón o se pararían en dos patas y algunos niños las atraparían entre sus manos mostrándoselas a sus complacidos padres. Enternecedor. Dejando de lado el heredado miedo de la peste negra, creo que aquello nunca sucede por esa idealización que tiene la gente del cielo. A Lucifer lo bajaron de un hondazo y él terminó amando la tierra. Ya desde ahí empezamos a odiar lo que tenemos entre nuestros pies y a laurear lo inalcanzable, lo que está por encima de nuestras cabezas. Hemos subestimado a las ratas.

Monday, January 23, 2006

Es una gran costumbre mia la de hacer rankings. Lo que le llega a uno a la mente suele ser los típicos rankings, ej. música (top 100 Billboard, top 20 mtv), películas, etc. Sin embargo lo mío va más allá de eso, ocupándome constantemente de extensos rankings que van desde mis escritores favoritos a las 10 mejores cosas que uno puede hacer con una licuadora de ocho velocidades. Realizando extensas instrospecciones y recordando las viejas enseñanzas de mi sensei Sigmund, llegue a una protoconclusión de que a lo mejor esta actividad compulsiva sería un mecanismo psíquico para tener control sobre las cosas, temor a perderlas, posiblemente ligado a las fantasías edípicas de castración. Sin más, acá les van algunos de mis rankings

Mis 25 películas favoritas
01- Ameliè- Jean Pierre Jeunet
02- Apocalipsis Now- Francis Ford Coppopla
03- El Padrino- Francis Ford Coppola
04- Magnolia- Paul Thomas Anderson
05- Pulp fiction- Quentin Tarantino
06- Fellini 8 y ½- Federico Fellini
07- Ciudad de Dios- Fernando Meirelles
08- Hannah y sus hermanas- Woody Allen
09- Cinema Paradiso- Giusseppe Tornatore
10- Trainspotting- Danny Boyle
11- Interiores- Woody Allen
12- Jerry Maguire- Cameron Crowe
13- Tres colores: Rojo- Krzystof Kieslowski
14- Taxi Driver- Martin Scorsese
15- Stalker- Andrei Tarkovski
16- El señor de los anillos, El retorno del rey- Peter Jackson
17- El padrino II- Francis Ford Coppola
18- High Fidelity- Stephen Frears
19- La naranja mecánica- Stanley Kubrick
20- Reservoir Dogs- Quentin Tarantino
21- El fantasma de la libertad- Luis Buñuel
22- Ciudadano Kane- Orson Welles
23- El hijo de la novia- Juan José Campanella
24- Pink Floyd: The Wall- Alan Parker
25- Annie Hall- Woody Allen
26- El Gabinete del doctor Caligari- Robert Wiene
27- El séptimo sello- Ingmar Bergman
28- El ladrón de orquídeas- Spike Jonze
29- La tumba de las luciérnagas
30- Último tango en París- Bernardo Bertolucci

Los 15 mejores discos (atención, no son precisamente mis 15 discos favoritos, los cuales incluirian en la lista a algunos artistas tales como Fito Paez y Live, entre otros, pero que sin embargo excluirian a otros que tienen otra relevancia en la historia de la musica)

01-Radiohead- Ok computer
02-Led Zeppelin-Houses of Holy
03-The Mars Volta-Frances the mute
04-John Coltrane-A love supreme
05-Lenny Kravitz-Mama Said
06-Pink Floyd-Dark side of the Moon
07-Frank Zappa-Hot Rats
08-Miles Davis-Kind of blue
09-The Mars Volta- De-loused in the comatorium
10-The Allman Brothers Band-Live at Fillmore East
11-Dave Matthews Band- Listener supported
12-Radiohead- The Bends
13-Led Zeppelin- Physical Graffity
14-Keith Jarret-The Köln concert
15-Radiohead-Kid A

Estos son solo algunos de los conteos. Pronto habran muchos mas. Por supuesto, los ya presentados estan sometido a cambios, ya que uno nunca se sabe con que nuevas o viejas cosas se puede topar.

Thursday, January 19, 2006

Palabras del unico y excelso Fritz Oestron
Debo confesarlo, más de una vez he deseado ver un enano en llamas corriendo. Ahora bien, toda esta plétora no puede conducirnos a otro camino que el de una exégesis en formas puras de todo un conjunto inconmensurable de formas inactivas. ¿Pero por qué?. Es más que obvio que las formas exegéticas han resultado para el mundo de la filosofía un sencillo mecanismo onanista, pero de cierto modo podríamos comenzar por ahí. Si obviáramos este paso, que es más un gateo de niño que un salto de potranco, todo culminaría y se deshacería en el aire como una lágrima de Batovia, todo sería un falaz bolero de lisiados.
Desde chico soñaba con acantilados y pájaros, en sacos que se pudren en roperos, polillas tristes que se arrojan al mar. Desde ahí emprendí mi extensa búsqueda semántica por paraísos artificiales y cielos de aluminio, hasta que me tope con la cruda verdad del hule. Del hule venimos y en hule terminamos, creo que todo se reduce a eso. Lo olemos, lo comemos, lo acariciamos día a día, hule, huleumm, hu-le, no hay nada más que eso, ríos negros de hule que conectan a nuestras psiquis, pirámides de hule que construyen nuestros esclavos, supernovas de hule que estallan a millones de kilómetros de nosotros. Y nosotros con tanto hule solo nos quedamos con lo negro, con su áspero rubor. Más de una vez tratamos de escindirnos del hule, pero todo indica que eso es imposible. Por algo todas las figuras humanitarias han sucumbido, sólo cabe nombrarse a personajes como Jesús, Gandhi, Gianni Versacce, todos ellos asesinados. Entonces cabe preguntarnos, ¿Hasta donde podemos separarnos de esta elástica sustancia?. Como dice el refrán, "no por balazo en niño la bala deja de ser plomiza". A lo que voy con esto es quizás la esencia del le pokié, la idea de un hombre supuestamente amaestrado pero que en estado de sonambulismo crea religiones, mastica la pierna del amo y roe otros huesos. Hay que morder el seno que nos alimenta, cortar todos los cordones umbilicales que nos atan al mundo y construir la más bituminosa telaraña, capaz de atrapar a nuestros deseos sonsacados a patadas, las palabras de un amigo autor que desea permanecer en estado de anonimato no podrían ser más ilustrativas:
"Hay que volver al barro,
y amputarle las manos al alfarero
volver a ser el hermoso excremento
libre de todo molde,
libre de oler y repugnar"
Caminamos en una rueda de hamster a la que llamamos racionalidad, desvirgamos tantos balcones del olvido que ya la anhelada epimeleia no es más que una masturbación de mono de laboratorio. ¿Pero por qué masturbación?, ¿Acaso no habrá más de un solo camino por el cual se encuentren cara a cara Castroiadis y Mario Baracus?. Quizás sí, y de eso depende le pokié

-Siempre creí que las palomas de pecho oscuro son machos y las de pecho más claro son hembras-.
-¿Por qué eso?-.
-Mirá, allá, al lado de aquel banco cagado pegado al árbol, ¿No ves cómo esa paloma persigue a la otra?
-Sí-.
-Sin duda es el macho persiguiendo a la hembra-.
-…-.
-…Supongo que es una forma de rito de apareamiento-.
-¿Por qué no puede ser que la paloma que persigue sea la mujer?-.
-No sé, pero conozco a una mina cuando la veo-.
-Mmm…-.
-No sé, la contextura es diferente, tienen el cuello más fino, se las notan más nerviosas, mirá cómo están todo el tiempo tragando-.
-Sí, ya entendí…-.
-Sí…-.
-Che, ¿y cómo explicás esas dos palomas de pecho oscuro persiguiéndose entre sí?-.
-Palomas gay-.