Monday, September 24, 2007

Breve introducción a las variaciones semánticas, éticas y estéticas entre las escuelas de rock

El fin de semana me llegó de parte del amigo Guzmán, este divertido texto sobre las diferentes resoluciones por las que optarían las diversas escuelas del rock contemporáneo (especialmente las metaleros), sobre la clásica y conocida gesta del caballero, la doncella y el dragón. Más allá de lo gracioso que puede ser la utilización extensiva e indiscriminada de estereotipos, anduve navegando por los oscuros y neblinosos reinos de los blogs metaleros y me sorprendió –bueno, en realidad no tanto- encontrar que la realidad supera a la ficción, siendo la utilización de la estética tanto como la semántica absolutamente predecible, capaz de reducirse a una ecuación en la que hasta una computadora con Windows Vista podría a llegar a elaborar, por la simple permutación de metáforas e imágenes, una buena canción de amor o autodestrucción. Como ejemplos más drásticos, podemos contar con bandas como Nightwish, que dedican enteramente su existencia a cantar sobre gestas vikingas y cuya rigurosidad nórdica supera a la religiosidad de un coro gospel de Alabama. También, las bandas de Black Metal, por más que intenten hablar sobre la temporada de teatro de revista de Mar del Plata, aparentemente nunca dejarán de recurrir a la imagen de Lucifer, cuerpos líbidos y textos de Lovecraft. Sin embargo, aunque de una manera menos radical y un poco más laxa, podría decirse que muchos otros géneros del rock o su padre, el blues mismo, también mantienen cierto rigor temático y estético a la hora de elaborar sus canciones, produciéndose algunos lugares comunes más que graciosos.
Resumiendo, todo esto me dio la idea de elaborar unas cuantas letras de rock, partiendo de la base de cómo hablarían, semántica, estética, ética y estilísticamente, sobre un amor contrariado (elegí este tema porque suele ser uno de los más vagos, universales y paradigmáticos de la música), algunas diferentes ramas de la música contemporánea, desde el power metal, hasta la trova rockera. Empecemos por las bases:

Blues (*1)
Oh Bessie, Bessie, Bessie
Te escribo esto
Desde la cama de mi celda
Oh Bessie, Bessie. Bessie
Te escribo esto
Desde la cama de mi celda

Sé que prometí no volver a hacerlo
Pero fue una cuestión de honor
Tuve que matar a Filmore ray Lemon
En Memphis con mi calibre .32

Tiré mi pistola
Y me escapé de la jurisdicción

Salté a un tren de carga
Que iba hacia Vermont

Pero Lightining Jonson
Por unos pavos(*2) me traicionó

Y le dijo a la pasma
Cómo atraparme en aquel vagón

No te miento, Bessie

Si te digo que luché con valor
Pero el valor no sirve de mucho
Cuando tienes un litro de Jack Daniels en tu corazón

Ahora te extraño, mi Bessie
Desde la celda de esta prisión
Espero mi sentencia
Con el buen tuerto Earl, tocandote esta canción

Sueño con cumplir mi condena
Pasearte en mi Chevi
Y que te vistas tan mona como siempre

Pero maté a aquel tío en Memphis

El ciego Louie me dijo
Que todos los trenes conducen a Vermont
Y en esta mañana me imagino llegar

Llegando entre sueños
A tu casa, en un vagón


*1 (Esta canción está inspirada en los útiles consejos de Walterhego sobre el mundo bluesero en este post)
*2 (En base a que gran cantidad de novelas con cierta estética bluesera que llegan a nuestra región están traducidas a un español medio gallegoide, es preferible optar por palabras como pavos en vez de mangos, camellos para referirse a traficantes, etc.)

Rock hardrockero setentoso

Hey nena (*3)me encanta como te mueves
Sacude esa cosa
Quiero verte sudar


No corras la cara
Hagámoslo en el baño, nena
Quiero ver de qué estás hecha
Móntate en este Marshall(*4) en celo
Que te llevaré en mi Cadillac hasta el cielo


Hay joyas y diamantes

Hay merca y una mansión
Puedes tener todo esto
Si solo te sigues meneando
Sudando como las otras chicas
Al son de este rock and roll

Vamos nena
Quiero hacerte el amor
Quiero que veas
Lo que la biblia no decía

De Adán y Eva
Antes de su expulsión

Hey nena
Tengo un sexy rock and roll
Esperando por tí
En el bolsillo de mi pantalón


*3 (La virilidad de un hardrockero es directamente proporcional a la cantidad de veces que dice nena)
*4 (Los Marshall y las Gibson SG tiene un tratamiento similar y carga libidinal a las espadas de la mitología metalera)

Power Metal
(prólogo de cinco minutos con un solo veloz de guitarra Ibanez Xiphoos, acompañado con Violines, Cellos y el siguiente coro):
A Elbereth Gilthoniel

A Elbereth Gilthoniel (*5)

Cabalgando hacia el Este

El caballero negro sueña con su amada
Que espéralo en el castillo enjaulada
En las oscuras mazmorras de Hëngtvêlala(*6)

El amo oscuro había tendido su velo

Pero cabalgando sigue, nuestro noble caballero
Ni Odín, ni Loki y con su fuego eterno

Ni a el, ni a su corcel podrán detenerlo

Desde las colinas de Fangorn

Desde el árbol de Ygdrassil viene sin parar
A recuperar a su amada

A acabar con el Mal

No impórtale cuánto cabalgue
Si tiene que recorrer la distancia de Jormungard
Tiene a Thor de su lado

Y a Excalibur lista para desenvainar

Y llega al castillo
Y decapita a amo oscuro

Con el yelmo bajo el brazo
Escucha de su amada unos susurros

Y ahí la encuentra
Sumida en su último sueño
"Demasiado tarde", dícese
Y excalibur sella el fin de nuestro noble caballero


*5 (En este caso es un himno elfo a Varda, la tierra peridida de aquel pueblo en la obra de JRR Tolkien. De más está decir que cualquier verso que involucre a los elfos, enanos, dragones o una orden de caballería viril y místic es completamente bienvenido)

*6 (Lo bueno de los nombres, es que puedes inventar los tuyos de manera que te permitan completar una rima complicada, siempre y cuando dichos nombres tengan al menos dos diérsis o runa élfica)

Metal Progresivo
Prácticamente lo mismo que con el Power Metal, sólo que se extienden los solos de cinco a quince minutos y se permite recurrir a otras mitologías más allá de la nórdica (mitología egipcia, griega, esoterismo, alquimia, o el contrato social de Rousseau)

Black Metal
Entre la bruma del pantano envenenado
La oscura silueta de la criatura espera sedienta

De un nuevo sacrificio que camina
Envuelto en tules de seda

Omnen credi, master Luciferus

Hice un pacto con los dioses del metal
Me dijeron que tendría la eternidad
Si lograra llegarte a besar

Mas no claman por un beso común
No claman por la epidermis suave
Ni saliva, ni dos lenguas enroscadas de serpientes
Como gusanos arrastrándose en el cadáver
De un recién nacido enterrado sin muerte

Gelhhelen doung för Walpurgis

Ellos quieren que cortemos nuestros labios

Con esta hoja de afeitar
Quiero besarte
Sintiéndo tu sangre tibia
Fluyendo como manantial


El diablo puso tu semilla en tu vientre
Y con este cuchillo y con esta garra
Entre sangrías dulces
De tus entrañas lo voy a sacar

Un aborto o un parto precipitado
Es lo mismo, todo sea por Satán

nórep aviv, natas a adiv gral
(es un mensaje dado vuelta, está en ustedes descubrir el significado)

Cuando tu cuerpo virgen yazca flotando
Como la bella doncella que custodia el rojo lago
Le haré el amor a tu líbida carne
Y sé que reirás serena

Porque al fin tendrás
Tu trono de sangre

Heavy Metal
(idem a Hard Rock setentoso, sólo que con guitarras dobles o triples-cuanto más, mejor-, estribillos como Girls, Girls Girls y solos con tapping y sweep picking)

Nü Metal (también aplicable a Emo Punk)
Creo que sientes lo que siento
Ocultando nuestros secretos en la oscuridad
Sé lo que se siente

Encontrarse en un hogar vacío
Soportando la carga de tanta futilidad

Sé lo que es
Sentir que no tienes padres ni amigos
Acurrucarse desolado
En un rincón de tu habitación
Donde todos han partido


(Estribillo cargado de scratches o violines sintetizados):
Y te mantendré
En una cajita sin abrir
como una bailarina de cristal
encontrando tu silueta en las sombras
de esta densa oscuridad

Quisiera arrancarte
de mi corazón
Pero sé que nací para no ser querido
Mirándote a escondidas, entre suspiros
A tres bancos tuyos
En este salón perdido

Y Caminaré sólo
Por este solitario camino,
sin ti, sin un hogar
Esperando que en algún recreo
Tan sólo por un instante
Me llegues a mirar

Mi vida es un oscuro abismo
Mamá, papá, donde están?
Me siento tan sólo
Perdido en tanta oscuridad


Estribillo

Pero en mis sueños bailo contigo

Aunque sé que te irás con el prom king
Ni bien cuando despierte
Y esta es mi última carta
Bailaré contigo para siempre

(no subestimar el efecto conmovedor de un verso como “I’m falling!” y "Me encuentro sólo navegando con mi barca en esta tormenta de sentimientos)

Grindcore
Huuhhhuooo
Grrrr
Blaaarrrrggggj
Fmmmuaaaafggh
Herrr Herrrr Heeerrr
Haaaaa
(Explota un parlante, sonido de gritos, ruido blanco y una licuadora en pleno funcionamiento, con piedras en vez de fruta)

Hardcore
Mina, mina!!!!
1,2,3,4,9,10 , 1,2,3,4,9,10

Auuughh, mina, mina
1,2,3. 1,2,3
Broooooohhhhh
Meat is murderrrr
(lamentablemente, los treinta segundos de la canción no dieron para desarrollar un poco más la letra)

Punk adolescente ramonero
Although you don’t want me around
I knooo-oo-ow you will be mine
You’re my giiirl oh oh
I just knooww
You’re my giiirl oh oh
I just knooww

Cause althooouuggh oh oh

Everybody’s trying
Te tear us apart
I know you’re gonna be my girl
No matter wha-aa-aat

We’ll be sticked like glue
I just knooowww
We’ll be together
Like teeth and bubble gum

Although you don’t want me around

I knooo-oo-ow you will be mine


You’re my giiirl oh oh
I just knooww
You’re my giiirl oh oh
I just knooww

Banda Mod uruguaya
(más o menos de la misma sencillez que el punk ramonero, sólo que se prefiere los shalalala a los oh yeah y se hace extensivo y absolutamente necesario el uso de palabras del slang británico –bollocks, bloody right, mate, pal, o Wonderwall- no sea cosa de que la gente piense que son uruguayos)

Banda de rock trova, inspirada en el folclore y revoluciones latinoamericanas
He visto manos vacías
Bocas rotas
Y hombros fríos
sin la lumbre que ilumina
ante el abrazo amigo

Y el tiempo pasa
Y nos vamos poniendo viejos
Y yo te sigo queriendo
Y vos siempre tan distante, compañera
Como nuestros países hacia nuestros pueblos

Hay cosas más importantes, lo sé
Siempre has sido mi compañera
Y siempre hubo otras cosas por vencer
Pero esta canción te la canto
Con una guitarra sangrienta
Con estas manos de herrero

Ampolladas por estos golpes sin doler

No hablemos del amor compañera
Porque el hombre es lobo del hombre
Y yo tan solo
Quise ser pastor

Cuando el pueblo sea su amo
Será ahí, que desde Sierra maestra
En las constelaciones este huidizo sueño
Te abrazo, compañera

*7 (Es vital que términos amparados en históricas relaciones de poder como nena o chica, sean supantados por otros como compañera, en donde la horizontalidad y coparticipación se hagan evidentes)
*8 (La finalidad sexual típicamente burguesa, deberá ser dejada de lado o en letanía por el bien colectivo)

Shoegazer
Love (bzzzz) footsteps….
Empty… just (bzzzzz)
Another state of…

Walking in (bzzzz) into suicide…
(esto es lo único que se puede sacar en limpio de entre la distorsión de las guitarras y los susurros del tipo con los lentes negros mirando al suelo)

Rock psicodélico setentoso
En el desierto vimos
Un colibrí con plumas de metal
Tratamos de tocarlo
Pero todo el aire
Se volvió polen de vidrio nena
Aliento de dragón

Navegamos en el interior
De esta ballena de cristal
Mira las luces nena
Mira como las medusas
Levantan sus copas
Vamos a bailar

(Esta parte la recita detrás de una marcada línea de bajo, con algunas sítaras y bongós):
Y hablamos con un hombre
Que no estaba ahí
El decía que con su daga
Había esculpido en el cielo
Rostros de una mujer
Llorando desde las nubes
Sangre y miel
Y entramos en la máquina blanda, nena
En una nube estaño de simetría y color
Y decidimos matar a nuestros ancestros
Con la daga que nos dejó aquel señor
Pero el metal frío se desvaneció
Y todo terminó
Siendo un nudo de serpientes
Ahorcándonos a los dos

Y desatémoslo baby
Vamos nena
Monta la serpiente
Monta la serpiente
Moooooonnnnnttaaaaaalaaaa yeah
(solo de hammond de treinta y cinco minutos, mientras el tipo se arrastra por el piso, masturbándose, gritando serpiente o c’mon, yeah, móntalaaaa, sí, monta la serpiente, nena, vamos)

Monday, September 17, 2007

Calmando a las fieras
En High Fidelity, John Cusack se pregunta “Did I listen to pop music because I was miserable, or was I miserable because I listened to pop music?”, bueno, yo podría decir exactamente lo mismo suplantando el sustantivo “pop music” por “punk music”. Una vez había leído en una página que la escucha del metal dependía mucho de cómo habían sido resueltos los conflictos en la adolescencia, como había sido tramitado esa especie de deseo de reivindicación apelando a una ultra masculinidad que permitiera hacer caer a nuestros detractores (o como muchas veces pasa, quienes queremos creer que son nuestros detractores). Yo creo que con el punk no hay mucha diferencia, aunque quizás se suplantaría esa virilidad enmascarada por un anhelo de destrucción más incorpóreo, un espíritu de destrucción en el cual no necesariamente hay un decapitador blandiendo un hacha o la espada excalibur, sino más bien un pibe encerrado, esperando ver a la gente en la calle corriendo prendida fuego. Por supuesto, esto hablando de la veta violenta del punk, no estamos hablando de Rock and Roll Highschool ni Rock the Casbah.
La cosa es que uno a sus veintiún años hace cierto repaso de su vida (sobre todo alguien que tiene un sentido bastante trágico de la existencia) y uno analiza cuánto han cambiado las cosas desde los primeros años de adolescencia hasta ahora. Haciendo un recorrido por mi discoteca, entre muchas cosas de las que me siento un poco avergonzado (que por supuesto no mencionaré), encuentro a músicos romanticones como Matchbox Twenty, Al Green y hasta Barry White, gordo que lo sigo defendiendo a muerte más allá de todo lo que me digan. Lo que me viene en particular, son recuerdos de en qué circunstancias escuchaba esa música… Solía encerrarme en mi cuarto, cerrar las persianas y escuchar los discos en completa oscuridad, mientras el sentido de la canción se develaba a medida que mis pupilas distinguían formas entre la negrura de la habitación. Sigo teniendo un casete que se llama “Música para escuchar de noche”, que lo escuchaba en mi walkman (por si se olvidaron del artefacto, acá les dejo una foto) incluso dentro de casa (no tenía aparato con casetera, y en aquella época hacer un compilado en cd era más complicado que sacar la ciudadanía española). Solía reservarme mis espacios, construir el escenario para escuchar esta música. Casi todos los viernes, cuando mis padres se iban a dormir, me dirigía al living, apagaba las luces y miraba desde el séptimo piso al Montevideo que yo creía dormido (mucho antes de descubrir todas las variantes que ofrecía la noche), escuchando Never, never gonna give you up, Fake plastic trees o It ain’t over ‘til it’s over. También caminaba por la playa, y podía tener una buena capacidad predictiva de cuándo era el plenilunio o el cuarto menguante. Con el tiempo la luna dejó de tener fases, el walkman se suplantó por un Ipod con una capacidad babilónica de almacenamiento y con él mis caminatas nocturnas en la playa Pocitos se fueron tiñendo del oscuro miedo a que me robaran. Haciendo este repaso, en cierto modo, lo que he avanzado en conocimientos lo he perdido en profundidad, por más que ahora que repase ciertos momentos todo resulte medio emo, melodramático y hasta cursi. Porque sí, en un repaso, ciertas formas de actuar pueden parecer ridículas, pero en aquel momento era algo completamente real y sentido, y analizar despectivamente este período es como querer apostar a las carreras del domingo con el diario del lunes. Había como una intención de encontrar cierta armonía con el mundo y conmigo mismo (ya sea por estos paseos admirando el entorno o los mismos largos soliloquios que mantenía en mi cabeza durante dichos paseos), algo que se fui dejando de lado con el tiempo por llegar a la conclusión de que tal conexión era ficcional.
Retomando con el tema del punk, creo que el golpe de gracia a aquel universo sentimental del que nunca había salido del todo, ocurrió en México, en esa especie de vacaciones-exilio en Guadalajara, que me hicieron tomar mis padres cuando tenía veinte años. A mi el punk nunca me había convencido, asociándolo principalmente a bandas como Trotsky Vengarán o 2 minutos tocando covers de los Ramones, o al amigo Kurt, que no sé si por llevarle la contra al Oliver (un amigo del que hablaré en algún post futuro), o sencillamente no concordar con ese sentimentalismo pop tanático, nunca llegué a aceptar del todo. Puedo recordar perfectamente el día en que todo cambió. Por pura curiosidad me había bajado el Daydream Nation y me lo puse a escuchar a las nueve de la mañana, cayendo irredimiblemente dormido. Creo que fue en The Sprawl que tuve una sensación onírica y cinemática, viendo a Kim Gordon (con aquella voz me la imaginaba rubia, pero mucho más bella de lo que terminó resultando ser) cantarme “you can buy us some more more more more” en un deshuesadero de autos. Me desperté alrededor de las once y puse el disco de vuelta. Lo escuché una y otra vez durante ese día y toda mi estadía en Guadalajara, pronto volviéndome completamente permeable a los ruidos blancos, los acoples y aquellas afinaciiones tan poco ortodoxas. Supongo que necesitaba un sonido un poco más sofisticado (porque después de todo, Sonic Youth es una especie de punk progresivo), pero lo que sí resultó evidente, fue mi gradual pasaje a aquel mundo más agresivo y oscuro, al que siempre había huido en mis años de primigenio acercamiento melómano. El tipo que escuchaba Creep y Viernes 3:00 Am, empezó a escuchar Joy Division, Suicide y el Metal Machine Music, dejando a Tolkien y los cuentos más simpáticos de Cortázar en un cajón y poniéndose a leer Onetti y Selby jr, dejando las comedias románticas por Kieslowsky o el misántropo de Lars von Trier.
Dándome cuenta de que si bien esta música me ha dado mucho, en cierto modo también me ha estado destruyendo (esas dulces automutilaciones), afortunadamente, en estos últimos meses he accedido a cierta música que parece un manotazo de ahogado en toda la fría coraza de decibeles que me he dedicado a construir en estos últimos años. Es muy probable que a pesar de la bondad de estos temas siga siendo el amargado de siempre, pero al menos estos domingos eternos van a estar bien musicalizados. Sí chicos y chicas, Agustín goes pop, y acá le presento tres discos que son capaces de alegrarte un día o provocarte un suicidio (pero siempre en una atmósfera más que placentera). Son discos que son incapaces de molestar, de esos que aún subiendo su volumen hasta provocarle una aneurisma a tu perro, ningún vecino se quejará, y hasta quizás te pida que lo pongas otra vez. Este es mi intento de redención, acá le van tres temas de tres discos imperturbablemente serenos o, como yo digo, música para calmar a las bestias:

Nick Drake-Pink Moon (del álbum homónimo)

Si bien ya había escuchado a Nick Drake a mis diecinueve años, el primer acercamiento real a dicho músico provino de una manera un tanto inverosímil. Fui a Cinemateca a ver Tarnation con DEG (una película de la que habría que separar un post individual), y en una parte del filme, el actor principal dice de haber tenido un novio que tenía un tatuaje de Nick Drake en la pierna. Vaya uno a saber por qué, pero la simple idea de alguien con un tatuaje de aquel melancólico cantante folk me ocupó la mente por completo. Deseé poder escribir en mis cuentos sobre un personaje con ese tatuaje, y fue tanta mi obsesión que empecé a escuchar este disco más intensa y profundamente que antes.
Sobre Nick Drake, no se puede decir mucho más de lo ya dicho, y en cierto modo, quedarnos con su ambiguo suicidio es más una forma de celebrar su muerte que celebrar su vida (además de que no me parece que pueda entrar en la misma categoría de artista autodestructivo como Curtis o Cobain). Sí me parece fundamental tomar su melancolía como un motor pocas veces tan carburante en la historia de la música.
Con una capacidad para la melodía casi innata, el penúltimo disco (en general, oficialmente considerado el último) de la discografía de Nick Drake no hizo sino acentuar la melancolía cercana a una desesperación serena que venía un poco más tapada en sus otros discos (Bryter Lyter y Five leaves left). Cuando uno lo escucha, puede ver a un tipo que encontró la paz más aterciopelada y perfecta en la mayor tristeza jamás pensada (algo que llevaría a otros tipos de diferente estirpe a putear a la sociedad, volarse la cabeza o leer a Jorge Bucay). Creo que la canción que abre el disco es más que ilustrativa con respecto a este sentimiento.

“I saw it written and I saw it say
Pink moon is on its way
And none of you stand so tall
Pink moon gonna get ye all
And it's, yes it's a pink moon
Pink, pink, pink, pink
Pink, pink moon.
Pink, pink, pink, pink
Pink moon.”

Nick Drake era un tipo al que se le podía encontrar una cierta herencia romántica por establecer, ya no paralelismos psicocósmicos, sino más bien quitar el “como si” y sencillamente hablar de sus sentimientos en términos geográficos y atmosféricos. La luna rosada, más allá de su belleza aparente, esconde algo que no llega a ser amenazante, pero por alguna razón algo de inquietante uno puede percibir en su presencia. Porque después de todo, lo rosado en una luna no es otra cosa que un tipo distinto de sombra. Esto lo vemos en los versos “Y ninguno de ustedes está a tanta altura/la luna rosada irá por todos ustedes”. En cierto modo, presiento lo que venía afirmando: detrás de todo el minimalismo lírico del tema, se siente la presencia de algo irredimible de lo que uno no puede escapar, pero que a la vez es hermoso, envolvente y perfecto como una luna rosada, como la tristeza aceptada como tal, como un duelo del que no se puede, ni se quiere escapar. En cierto modo, la congoja y la paz perfecta indisociables en una misma canción, una paz que tiene tanto de vida como de muerte.
Bajar disco entero via liberatusoidos

The Radio Department-Keen on Boys (del album Lesser Matters)

Como el ochenta por ciento de los uruguayos que tuvieron acceso a The Radio Department, mi primer contacto con la banda fue a través de la discutible película de Sofía Coppola, “Marie Antoinette”. La película no me conmovió, sobre todo en contraposición a mi hermana, que por alguna razón que desconozco, se había fanatizado por completo por la aristocracia francesa, hasta el punto de apelar a un método memorístico digno de ILVEM para acordarse nombres de los miembros de la corte de Versalles de la misma manera que yo me había tratado de acordar de los árboles genealógicos de la Tierra Media a mis quince años. Sin embargo, si hay algo sobre lo que no se le puede achacar a la narigona directora, es que elige muy, pero muy bien sus bandas sonoras (“The virgin suicides” con Air me resultó genial, al igual que “Lost in translation”). Y ahí, entre otros excelentes temas de New Order, Gang of tour y Bow Wow Wow, se encontraban cuatro canciones de esta banda desconocida. Había algo particularmente perfecto en la conjunción de imágenes y la música, algo que hacía pensar que era indisociable, como si el sonido y la imagen fueran siameses imposibles de separar al nacer.
Sin embargo, no fue sino hasta unos meses después que lo que fue una grata impresión terminó convirtiéndose en una experiencia mística. Siempre he considerado que la verdadera definición de felicidad era quedarme toda la tarde con mi primo, dibujando camisetas de fútbol en la mesa de mármol de la casa de Atlántida, donde solíamos veranear todos los años. Si alguna vez he sido feliz lo asocio inevitablemente a aquellos veranos, siendo todo el resto de mi vida un patchwork de alegrías y tristezas irregularmente cosido. Es por esa razón que el verano de este 2007 esperaba con ansias escaparme unos días a aquel balneario para estar con mi abuelos y pasarla increíblemente bien con lo que la mayoría de las personas de mi edad consideran un embole. La cosa es que en el ómnibus departamental, luego de escuchar al mango el Vaca de Chicos Eléctricos, puse para bajar un poco la banda sonora anteriormente citada. Justo The Radio Department coincidió con mi parada, y ahí estaba yo con mi bolso y el tema Keen on boys, que escarbaba en el oído ya taladrado por el sonido de la anterior banda uruguaya. No sé si fue una lesión en el lóbulo occipital via lóbulo temporal producida por el exceso de escucha, desencadenando algunos cambios en la configuración cromática de mi entorno, o si el refuerzo que me compré en la terminal tenía un hongo extraño, pero por alguna razón mis sentidos se agudizaron, viendo el pasto de las casas verde tirando al fosforescente, el cielo azulísimo y un viento del mar que me daba una sensación de paz nunca antes presenciada. Realmente les digo que el trayecto desde la parada en Mario Ferreira hasta la casa de mis abuelos lo sentí como un paseo por esas cintas de aeropuerto, en las que uno avanza sin caminar, con la única presencia empírica de mi entorno, bañada por aquella serena canción ruidosa que se aguijoneaba lentamente en mi cerebro. Luego terminó la canción y todo volvió a la normalidad, mis abuelos me daban la bienvenida, Lucas andaba con la telecaster practicando escalas metaleras. Igualmente, siempre me interesó saber qué fue lo que sucedió en mí en esas tres cuadras metafísicas...
Basta de mí, con respecto a los suecos, les puedo decir que, teniendo la oportunidad de haber escuchado un disco entero de ellos, me parece una banda de lo más interesante, que se siente como ácido en forma de chupetín, un desencadenador perfecto de estados de ánimos (desde esas confortables melancolías, a los lisérgicos paraísos pop de los que venía hablando). Y sobre todo, hay una herencia shoegazer muy bien digerida, se puede ver claramente que los tipos saben tomar las texturas de My bloody Valentine, pudiéndolas conjugar con la sensibilidad popera de The Jesus and Mary Chain, en un formato más synth pop onda Air, con algunos bajos y guitarras que recuerdan a New Order. Incluso, Lost and found, el último tema del disco, me hace pensar en el reverso celestial del infernal universo de Suicide, también rebosando el disco de temas pop perfectos, como Where Damage isn’t already done o el mismo Keen on Boys. Donde otros músicos han encontrado en el ruido blanco un muro, los Radio Department encontraron frazadas. Gente, si existe el cielo, debe sonar exactamente así.
Bajar disco entero via Nodatta

Kings of Convenience-Cayman Islands (del disco Riot on an empty street)

Seguimos en escandinavia. Debe haber algo en el clima, algo en aquellos eternos inviernos que hacen surgir a bandas tan perturbadoras como las más oscuras del black metal y otras tan hermosas y nostálgicas como Kings of Convenience. Este dúo es una banda noruega que debe haber pasado muchos inviernos al lado de chimeneas y muchos veranos absorbiendo la cálida luz oblicua de esas regiones, porque todo parece ser metabolizado en un universo completamente dulce y lánguido, con temas principalmente tristes que sin embargo se sienten como cachetazos de terciopelo. Con voces que nunca superan a los susurros confidentes de un amigo, detrás de ese sonido romántico, se puede percibir mucha concienzuda escucha a la bossa nova, y a bandas pop perfectas como Magnetic Fields y Belle and Sebastián. Si uno espera encontrar algo que lo haga sudar en la pista o algo con lo que redireccionar su odio adolescente, muy posiblemente esté buscando en lugares inadecuados. La geografía de Kings of Convenience es una fértil pradera, llena de lagos y arroyos, tal como aparece en las portadas de sus discos o videoclips. Vean la foto más abajo: así de tranqui son estos pibes. Como dijo Robyn Hitchcock sobre una de sus canciones en Storefront Hitchcock, es una banda imposible de generar incomodidad, a no ser que su sensación completamente placentera sea motivo de molestia.
La canción en cuestión se llama Cayman Islands y forma parte de su segundo disco, Riot on an empty street (un nombre que ilustra tan bien su sonido como el título de su album debut, Quiet is the new loud).

“Through the alleyways to cool off in the shadows
then into the street following the water
there's a bearded man paddling in his canoe
looks as if he has come all the way from the cayman islands

these canals, it seems, they all go in circles
places look the same, and we're the only difference
the wind is in your hair, it's covering my view
I'm holding on to you, on a bike we've hired until tomorrow

if only they could see, if only they had been here
they would understand, how someone could have chosen
to go the length I've gone, to spend just one day riding
holding on to you, I never thought it would be this clear”


Si alguien me pidiera un top ten de canciones de amor, inevitablemente esta estaría en la lista. No es una canción desgarradora, no es una canción melancólica, ni siquiera solitaria. Los Kings of Convenience fueron capaces de hacer una honda canción de amor sin recurrir a despedidas, perdones, lágrimas ni corazones. Es una canción de amor perfecta, sencilla y completamente armónica, sin melodramas, como la felicidad súbitamente encontrada en el rostro de una persona a la que uno quiere, sin tener la necesidad de exigir garantías, sin miedo a perderlo todo, solamente contemplando y sintiéndose feliz de estar con la persona querida. El manejo de imágenes refuerza esta sensación de paz, el hombre barbudo navegando en su canoa desde las Islas Caimán, el viento sobre el cabello de la persona amada, la bicicleta alquilada hasta el día siguiente. La última estrofa es una síntesis perfecta y minimalista de lo que considero que debe ser el amor (si solo pudieran ver, si solo hubieran estado aquí/ ellos entenderían cómo alguien pudo elegir/ir lo lejos que fui, para pasar simplemente todo un día conduciendo/ agarrándome a ti, nunca pensé que sería así de claro). Quizás mi visión puede estar mediada por el hecho de haber convertido involuntariamente a esta canción en la banda sonora de la despedida con mi novia en aquel exilio de dos meses en México, pero mantengo que quien no se conmueva ni ligeramente por este tema, llegó al cero kelvin que tantos soviéticos laberínticamente investigaron.
De esas bandas ideales para hacerlas cómplice tanto de nuestra felicidad como de nuestra soledad.
bajar disco entero via rockandblogueando

Friday, September 07, 2007

Ahora sí, las 15 peores tapas de discos
Inevitable, podría decirse, la lista que tienen en frente forma parte de una sesuda confección que me ha tomado toda una vida, teniendo en cuenta y enfrentando centrífugos criterios de validación. ¿Qué es lo que hace a una tapa espantosa? Puede ser su incorrección política (no nos olvidemos del Virgen Killer de Scorpions), lo definitivamente fea de la misma (cualquier tapa de Cannbal Corpse), el anhelo pretencioso de todas esas bandas imitadoras de Pink Floyd, el escaso presupuesto (cualquier tapa de cumbia) o el hecho de ser sencillamente horrible (Ken by request es un claro ejemplo). Sin embargo, debe haber un plus, algo que se conjuga perfectamente con cada color, textura y mensaje que lo conviertan en un constructo unitario de fealdad y despropósito. Como una aclaración, podría haber hecho una lista repleta de tipos como Heino, del cual no conocemos absolutamente nada, pero de ser así, perdería un poco la gracia, ya que sería imposible cotejarlo con lo que escuchamos o sabemos de ellos. Es así que si bien tendrían que haber otros músicos en la lista, opté por algunos que son más compartibles, por así decirlo, sólo tomándome la libertad de agregar cinco desconocidos frenta a los cuales sería un pecado mortal pasarlos por alto. Bueno, ya explicado esto, acá la lista:

15-The Beatles-Magical Mistery tour.
Vamos a empezar con una buena patada en los huevos. Todos sabemos que hablar mal de los Beatles equivale en su potencial de incorrección política (por lo menos en los medios mainstream) a decir “quiero drogar a mi madre con formol y violarla antes de que se despierte” (bueno, capaz que no tanto). Ahora bien, no me van a decir que esta no es una de las peores tapas que han visto. Todo en la tapa es lamentable, desde los disfraces (muy tristes), hasta las letras y esas estrellitas que decoran el fondo de la portada. Por alguna razón, visitando una gran cantidad de páginas que se dedican exclusivamente a buscar con afán de rosacruz la peor tapa de la historia, ninguna incluye este desastre gráfico. A mi parecer, es el mismo hecho de que sean lo Beatles lo que hace a la gente ser un poco más tolerante en la crítica de este aborto de portada (hay gente que sigue creyendo que el Sargeant Pepper es el primer disco conceptual de la historia). Posiblemente, si no fueran lo Beatles, sino el cantante de La Saga quien estuviera detrás del disfraz (no sé como se me ocurren estos ejemplos), la mayoría de la gente diría que ese tipo es un pelotudo, y probablemente tendrían razón. Premio a “soy tan famoso y reconocido que puedo hacer lo que se me canta el culo”

14-Los Natas-Ciudad del Brahman
Los Natas, junto con Pez, deben ser mis dos bandas favoritas del rock argentino contemporáneo (si tal cosa existe), y sin embargo, tengo muy pocos discos de la primera (apenas tengo el Bee Jesús y El hombre montaña). Rastreando el por qué de esta escasez de material llegué a la correcta conclusión: el arte de tapa. Vamos a decir una verdad, cuando compramos un disco no estamos comprando música, estamos comprando el librito, las ilustraciones, el hecho de poder colocarlo junto a nuestros otros discos, el vacío de sentir que nos falta todavía otro. Porque a decir verdad, si en lo que se refiere a discos lo único que importara fuese la música, creo que muy poca diferencia se podría encontrar en grabar a discos benq nuestros álbumes favoritos (por lo menos para mi oído, todo lo que esté grabado a mas de 300 kbps suena indistintamente bien-en terminos no asociados a la producción del disco, por supuesto). Y eso es lo que sucede con esta banda, un grupo increíble, con una potencia pocas veces escuchada, pero con unas tapas horribles, posiblemente sujetas al capricho de Sergio Ch, quien suele ser el que las dibuja. Esta tapa contiene todo lo necesario para ser una portada pésima, unos dibujos onda recorte y pegue que podrían haber sido mejores hechos en el paint por Muhammad Ali con un mouse defectuoso y los guantes aún puestos, colores chillones y un barato esoterismo que será retomado con el caso de Steve Vai.

13-Deathkorps-Metal tit
La primer tapa de un artista virtualmente desconocido en la lista. Hay algo que siempre caracterizará al metal, y eso es el intento de virilidad buscado en el redimensionamiento fálico de cuantas cosas estén a su alcance (guitarras larguísimas y puntiagudas… como olvidar la cuádruple guitarra del tipo de cinderella), la apelación a una nobleza nórdica perdida (aunque los tipos tengan más descendencia del matto grosso que de escandinavia), el satanismo y, una de los ítems más interesantes de todos: la conversión a metal de todo lo que se tenga a su alcance como intermediario hacia una mayor virilidad. Tomá cualquier cosa, suponete una naranja. A nadie le da miedo a una naranja, y a decir verdad, es una fruta con muy poca onda. Bueno, ¿qué hacer? Sencillo, convertila en metal, ahora es una über-naranja, un arma, un instrumento de violencia y poder, y sobre todo, muy viril. Y así con todo: chupetes, facturas, termómetros rectales, sandías y … tetas!!!. Sí, nada menos viril que una teta flácida y blancuzca, mejor metalizarla, convertirla en un poderoso tanque de guerra que arrase con todo a su paso. La teta metálica debe ser, sin lugar a dudas uno de los ejemplos más extremos de hasta qué ridículo puede extenderse la estética metalera.

12-Red Hot Chili Peppers-Stadium Arcadium
Realmente, no sé qué les ocurrió, supongo que deberían haberle encomendado el trabajo de portada a un diseñador que se las tomó a Pitcairn a horas del lanzamiento del disco, teniendo que optar entre una imagen de arte accionista y esta portada que parece sacada de un juego de atari del año 83’. Con la austeridad está todo bien, hay muchas tapas sencillísimas que logran un excelente efecto (póngase de ejemplo el White light/White heat de los Velvet), pero este es de los casos en donde el poco rebuscamiento sólo puede ser justificado por sincera y prostética abulia. Lo peor de todo es que no es una tapa tan horrorosa como para generar rechazo o sacarnos una risa, es un laburo tan MEDIOCRE que lo vacían a uno de sentimientos. Es tan mediocre que deja de ser mediocre por el hecho de separarse del resto, al ocupar el lugar de tapa más mediocre de la historia. Lo unico que la salva es que no hayan hecho la letra en Comic Sans MS.

11-Steve Vai-Passion Warfare
De lo poco que sé del budismo, zen, los chacras y Paulo Coehlo, creo que la austeridad se apremia como uno de los principales caminos hacia la autoiluminación. Al parecer, hay una gran cantidad de músicos que se sienten tentados en todo este mundo holístico, lleno de inciensos, flores de Bach y libros de Brian Weiss, y los metaleros son un grupo selecto entre todos estos. Ahora bien, lo que me llama la atención de todo esto, es que creo que el señor Vai no comprende, por lo menos, desde el punto de vista gráfico, la idea de austeridad. Por alguna razón, la estética tan sobrecargada de la tapa se asemejaría más al barroco de una iglesia, o siendo más realista, la decoración de cotillón en una fiesta de quince coreana, hecha en una whiskeria del puerto. Todo lo que tiene esta tapa es pomposo y el tipo, lejos de buscar una especie de ataraxia, logra llegar al extremo kitsch de hacer un patchwork (via paint) de cuanto elemento esotérico encontrara en la encarta (vemos el tercer ojo, jeroglíficos egipcios, llamas de pasión -serán las del ave fénix-, levitación, el ying yang y la guitarra en las clásicas proporciones totémicas del género. En fin, hay gente que ha podido encontrarles al plano holístico multiples dimensiones que se imbrican en nuestra vida cotidiana. Vai dio en el clavo en la dimensión grasa de su chacra.

10-Michael Jackson-History
Pocas veces he sentido tanta vergüenza ajena como con todo lo que rodea a este disco. La primera vez que vi el lanzamiento de esta especie de recopilación fue a mis siete años, cuando todavía Michael Jackson estaba en vías de convertirse en el personaje digno de película de Todd Browning que se volvió en la actualidad. Aún a aquella edad tan impresionable frente a las lucecitas y demás efectos especiales, me había parecido en extremo pomposo el video. Lo que me llama la atención es que nadie le haya avisado del ridículo que estaba haciendo, lo que puede confirmar algo mucho peor: debía haber gente que realmente le parecía una buena idea el. En esta tapa. la megalomanía y egocentrismo de Jackson supera con creces al ego de Juan Ramón Carrasco pasado de merca, después de ganar un mundial y un oscar al mismo tiempo. El hacerse un falo de sí mismo, es algo más bien patético, un show que da más tristeza que gracia y que suele exponer a flor de piel las carencias, más que las virtudes (en este caso, un tipo que busca virilidad donde no hay). Pero creo que en parte todo el mundo era cómplice, todos sabían en el fondo a lo que se estaba encaminando Jacko, todos se lo quedaban mirando como quien desde la costa ve hundirse lentamente un barco.

09-Prince- Selftitled
Si hiciéramos un conteo de los músicos con pésimas portadas de álbumes, creo que Prince se llevaría el premio (bueno, quizás después de Manowar). Había pensado incluir varias de su autoría en el mismo conteo, pero me parece que era una competencia desleal frente al resto de los participantes. Porque seamos sinceros, no recuerdo una, sólo una tapa de Prince que me parezca al menos digerible. Por ahí pueden pensar que es por cierta persecución anti-homosexual, pero mi gusto por ciertas portadas de la discografía de Bowie, así también como mi gusto por el arte del último disco de Dani Umpi, desacreditan tal suposición. Hay algo más extraño y bizarro alrededor de toda la imagen de Prince, un tipo que aún con tapas como esta pudo probar de los fluidos corporales de mujeres muy ponderables como Carmen Electra. La elección de la peor tapa de Prince es bastante difícil. Para que fuese una decisión seria, requeriría un colegiado de expertos alemanes o austríacos, un equipo multi-trans-interdisciplinario de psicólogos, semiólogos y artistas plásticos. Y bueno, de forma arbitraria quizás, elijo sorprendentemente esta, habiendo tenido ésta y ésta otra a mi elección. La razón es la siguiente: dentro de una estética completamente chocante y hasta ridícula (aparentemente, la idea de un engendro supergay que igual concentra un poder inmenso que lo lleva a conquistar chicas y conducir motocicletas púrpuras), se puede entender lo que Prince busca (y logra con creces). Ahora bien, esta tapa no sólo contiene estos principios ridículos, sino que fracasa en su búsqueda por lograrlos, lo que hacen de la portada algo muchísimo peor (es decir, la imagen es patética, pareciendo haber sido sacada por un paparazzi a un Prince mañanero luego de una larga noche gangbangs con ex presidiarios del COMCAR).

08-Tony Tee-Time to get physical
Segundo de los artistas virtualmente desconocidos en la lista. La necesidad de incluirlo fue totalmente imperiosa, por el hecho de haberle dado un nuevo significado al término “bajo presupuesto”. Es tan, tan grasa la tapa que no se preocuparon ni por la tipografía, el vestuario o el escenario. La foto está mal tomada (todos recortados del plano, lo que dudo que tenga que ver con una búsqueda de interpretación de la alienación del alma del hombre posmoderno), y hay que prestar particular atención a la falsa expresión de esfuerzo de Tony Tee, junto a las mallas e inexpresividad de los dos fantoches que están detrás. Una tapa que exuda a los ochenta en su contenido más graso.

07-Los Fatales- Qué monstruos
Primera mención a una banda uruguaya en la lista. Bueno, no serán rock, pero sin lugar a dudas los tipos saben como impactar hasta al asco (aunque no creo que supieran mucho de GG Allin), con una colección de tapas que impactan por lo desastrosamente baratas, agregado a supuestamente inteligentes juegos de palabras y tapas que tratan de ilustrar demasiado gráficamente lo que dice el título de la obra (el ejemplo de la abuelita es uno de los más dolorosamente diáfanos). No sólo hay que prestar atención a la cara de giles de estos tipos (que gracias a dios la música hizo con ellos una especie de selección natural- a no ser por El fata, un tipo que se adapta a tantas cosas que dentro de poco tiene una banda de esquizodelia), sino también en los recursos técnicos que se emplearon para hacer la tapa. Yo creo que sugerir el paint está demás, debe ser otro programa digno de esas computadoras gigantes con programa operativo DOS o binario. Lo más llamativo, es que se encargaron de ponerle las mascaras en la mano via computadora, preguntándome qué les costaba comprar algunas caretas en el chuy y haciendolos posar con ellas. Finalmente, la escena de los rayos está sacada de unas de las imagenes de muestra de Windows. Decir que la tapa salió diez pesos hacerla daría a pensar que alguien estuvo metiendo la mano en la lata. Premio a la idiotez criolla

06-Tino-Por primera vez
¿Por primera vez qué?¿Incitación a la pedofilia?¿Tino de los Parchís? Todo lo referente a esta tapa es sobrecogedoramente enigmático (tan ambigua la cosa, que hasta los adjetivos con que califico a esta tapa se alían para dar a mal pensar). No puedo hacer ninguna semiología del arte de tapa, tan sólo les pido que miren la pelvis, esos jeans angustiantemente cortitos, y esa cara de “si hablás con mi manager, podemos tener sexo cuando quieras”.
Premio a la pelvis más infame de la historia de la música y posiblemente de la cultura tal como la conocemos

05-La sangre de Veronika-Somos vuestro semen
Sin dudas, lo peor en lo referente al arte gráfico salido de Uruguay. Gente, esto es artillería pesada. Es tan malo que incluso si contáramos las tapas de bandas de cumbia de Soriano en los ochenta, seguiría en el primer puesto sola, solísima. La sangre de Verónika no sólo se dedica a ser horrendo musicalmente, sino que se encarga de transmitir su violencia por via visual. El viejo en cuatro, el vinilo insertado analmente (y todavía de una manera tan rústica que harían ver a la tapa de los Fatales una pintura de Piero della Francesca) y todavía el título críptico, con esa necesidad inexplicable de tratar de “vuestro” en vez de “su”, hacen a esta tapa algo peligroso para la vista (permanecerla viendo mucho tiempo puede generar severas lesiones de córnea). Habría que pensar que quisieron decir con “somos vuestro semen”, ¿una proclamación de ser la esperanza de un nuevo renacimiento de la sociedad?¿Reconocer que son la potencialidad de todo lo que puede acontecer en el futuro?, ¿el devenir del ser en cuanto ser?¿que son viscosos y blancos? Habría que escuchar el disco, pero mi curiosidad no da para tanto.

04-Freddy Gage- All my friends are dead
Debe ser de esos casos en donde uno se pregunta si frente a lo que está parado es a algo absolutamente estúpido o absolutamente genial. Posiblemente (y de haber sido pretendido, estaríamos ante una mente brillante) sea uno de los títulos más jocosos en la historia de la música, sobre todo por esa especie de fallida solemnidad que reclama la tapa, el tipo con un supuesto rostro estoico frente a la muerte de un amigo, el misterioso librito rojo en la mano, la lápida y la frase. Al parecer, si uno fuerza un poco la vista puede leer “A ministry dedicated exclusively to youth victims of drug abuse”, lo que a la horrenda tapa se le agregan buenas intenciones, haciendo todo exponencialmente ridículo. Como dice Capusotto, no hay nada más rocker que morirse, y antes que ser este tipo con el librito, prefiero ser un desdentado fumador de crack.

03-Manowar-Anthology
Un ejemplo de los riesgos de la filosofía y estética metalera. Cuando en este otro post hablábamos con Oldboy de tipos que realmente se sienten discípulos de Conan, no nos referíamos a otra banda que a esta. Todo esa virilidad purpúrea, los cuerpos aceitados, aquel gran mostacho y el gesto aguerrido del cantante, lo hacen sin lugar a dudas, la tapa más gay de la historia (bueno, no sé si tanto como la de Rowland, pero sí definitivamente gay). Lo peor está en las intenciones. Uno ve las tapas de Village People (incluso su música) y uno sabe que los pibes están más allá del bien y del mal, para hablar más claro, son reputísimos y a los tipos no le quema. En cambio con Manowar es diferente. Los tipos realmente se estaban creyendo super machos, realmente pensaron que aceitarse no tendría otra connotación que un auténtico grito de virilidad que podría hipnotizar a cuanta campesina sueca hubiera cual canto de sirena. Tuve la oportunidad de escuchar la banda (en los cortos veinte minutos que estuvieron en el disco duro de mi máquina) y para peor, el material gráfico condice perfectamente con el conceptual. Voy a ser sincero, tuve un período en el que me compré dados de cien caras y me fui a jugar Dungeons and Dragons con gente limadísima, hubo un tiempo en que realmente deseaba haber vivido en la Edad Media, aún así a costas de la peste negra y las incontables y absurdas guerras. Pero al menos lo reconocí como una etapa y en aquellos años oscurantistas al menos nunca le rendí pleitesía a Odín o a Loki. Y uno lee entrevistas que se la hacen a estos tipos aún hoy en día y los tipos siguen en el mismo viaje de hace veintiocho años. “Con este tipo de temas… cuando haces honor a Odin, el Dios de la Guerra; el jazz o la música country no ayudarían a crear la imagen mental necesaria y no le harían justicia al Padre de los Dioses”, dice Joey DeMaio, “Heavy Metal es lo necesario para contar esta historia!” ... Helll yeaaahhh!!!

02-Kevin Rowland-My beauty
Kevin Rowland, ex cantante de Dexis Midnight Runners, hizo esta tapa. No sé, no se me ocurre nada más que decir que vendió apenas quinientas copias, siendo uno de los discos menos venidos en la historia del reino unido (algo que doy fe en que tuvo algo que ver la tapa, es decir, por más que fuera el Revolver, dudo que a alguien se le ocurriera ir al mostrador de una disquería y decir “quiero este disco"). No me sorprende el escaso número de ventas de un tipo que, después de todo, tuvo su período de popularidad en el Reino Unido, sino que me quedo pensando cómo sería la vida de aquellos quinientos que decidieron comprar el disco.

01-José Angel- Madre soy cristiano homosexual
Había reservado cuatro lugares para artistas más o menos ignotos, e incluso quedaron fuera las geniales tapas Mike Crain, el cura karateca, la indescriptible fealdad alienígena de Heino, la escatológica violencia de Millie Jackson o la subnormal y perturbadora fotografía de country church, y aún así, esta sigue siendo la peor de todas. Ya solo por el rostro del tipo, esa cara de desgano, la camisa floreada, la ñata roja y aquel fondo poco apelativo, convierten a este disco en un merecedor de los primeros puestos del conteo, pero lo verdaderamente genial de esta innominable tapa es sin dudas, el título del disco… “Madre soy cristiano homosexual”. Sabía de protestantes, mormones, testigos de Jeovah, alguien que me diga cuando me perdí, pero no sabía que el cristianismo se había abierto tanto como para que hubiera un subgénero de cristianismo homosexual. Por ahí quiso decir que aún siendo cristiano es homosexual, pero el pequeño error expresivo le dan un plus que lo acercan a un juego de palabras digno de Tzara o Picabia, algo parecido a lo que hablaba Benito ante su sorpresa frente a un enigmático grafity que decía “muertos putos”, en su excelente post “Temporadas de Vicky”. Con su declaración, José Angel encontró su lugar en la constelación de los artistas más ridículos que hayan existido en la historia de la música, un cielo posiblemente regenteado por un Dios con un grueso mostacho y hot pants de vinilo.